Capítulo XVII El Perdón de Harry

Marina no puede hacer otra cosa que sonreír. No sabe como ha estado tanto tiempo sin Harry, pero tiene que hacer un esfuerzo para no lanzarse a sus brazos. Entonces el le tiende la margarita.

- Bueno, ¿que tienes pensado? - dice con una sonrisa.

- Ahora veras – la coge de la mano y la lleva hasta la sábana – Primero comeremos.

- Mmmm... Tacos. Un punto a favor.

Harry suelta una carcajada y los dos se sientan en las mesas. Marina se lo pasa absolutamente genial con Harry. Es un chico estupendo.

- No te tendrías que haberte molestado en todo esto Hazza.

- Marina por ti iría al fin del mundo – Marina no puede evitar ruborizarse – Me encanta cuando te ruborizas.

- ¿Que? ¿Yo? Yo no me ruborizo – dice Marina intentando disimular.

- Si lo haces. ¿Te puedo hacer una pregunta?

- Claro dime – dice Marina.

- Cuando traje aquella chica a casa y tu la echaste fuera, ¿estabas celosa?

Marina sin poder evitarlo se atraganta con la comida que estaba comiendo y Harry no puede evitar reírse.

- No. No estaba celosa.

- Lo que tu digas. Es que no consigo recordar el nombre.

- Jessica – dice Marina instantáneamente, pero luego entiende lo que Harry ha hecho – Creo que se llamaba Jessica.

- ¡Estabas celosa! - grita Harry riendo.

- No, nunca lo he estado.

- Como quieras – dice él aún riendo. Entonces se levanta y coge a Marina de la mano.

- ¿A donde vamos?

- A nuestra siguiente parada.

La lleva hasta donde están los caballos y los prepara. Marina intenta ayudarlo pero Harry se niega, y cuando los tiene listos le entrega una yegua blanca preciosa, y el se queda un semental de un color negro brillante.

- ¿Como sabes que me gusta montar a caballo?

- Me lo dijiste tu una vez.

- ¿Y lo recuerdas?

- Lo recuerdo todo – dice Harry sonriendo.

Empiezan a galopar por todo el prado, aunque Harry se queda atrás porque no se le da muy bien, pero Marina retrocede y se acerca a él.

- ¿Vamos mas lentos? - pregunta ella.

- Por favor – dice Harry riendo.

Ralentizan el paso y ahora Harry va mejor. Se están todo el rato riendo, hasta que dejan los caballos al lado de la sábana en que hay los regalos.

- ¿Aún hay más? - pregunta Marina incrédula.

- Pues claro – dice el.

Se sientan en la sábana y empiezan a ver Love Actually. La película favorita de ambos. Harry no para de reír, lo que hace que ella también ría. Harry le pasa el brazo por los hombros a Marina y esta se estremece. Harry sonríe al notarlo. La película acaba y Harry le entrega a Marina los regalos.

- ¿Y esto? - pregunta ella.

- Regalos.

- Harry... - dice Marina empezando a sentirse mal.

- ¡Hey! - grita riendo – No tienes por que sentirte mal. Esto lo hago porque te quiero – Marina sonríe – Y tienes que admitir que tu también a mi.

- Bueno esa respuesta te la diré más tarde – dice ella riendo.

Harry le entrega un regalo. Marina lo abre y se encuentra un libro. Los Juegos Del Hambre. Ella levanta la vista y Harry se encoge de hombros.

- Me habías dicho que nunca lo habías leído y que querías hacerlo – Marina lo abraza y Harry le tiende otro regalo.

Esta lo abre y encuentra una pulsera. La gira y detrás hay un gravado. “M&H”

- Antes de que digas nada abre esto. Si me lo pones es que me perdonas, y si no... bueno, que solo somos amigos.

Abre el último regalo y encuentra dos collares. Cada uno tiene la mitad de un corazón y si los juntas se forma el corazón entero. Marina mira a Harry que sonríe y se acerca a él.

- ¿Y bien? - pregunta este esperanzado – Marina sonríe y lo coloca el collar a Harry alrededor del cuello – ¡Si! – grita él. - No me lo puedo creer. Espera. Es un si, ¿verdad?

- Es un si – dice Marina riendo.

Harry abraza a Marina tan fuerte que llega un momento que casi no puede respirar. Entonces la besa para recuperar el tiempo perdido. Sonríen entre beso y beso. Harry prácticamente no se lo puede creer. La ha recuperado. Entonces se tumban en la sábana y Harry pasa su brazo por el hombro de Marina.

- Hazza, ¿te puedo pedir una cosa?

- Lo que tu quieras princesa.

- No digamos nada a nadie. Si quieres a nuestros amigos, pero no lo hagamos público. Al menos por ahora.

- ¿Y eso? – pregunta él desconcertado.

- No lo sé. Prefiero que sea así – dice Marina. Entonces se acuerda de una cosa. – Por cierto mañana damos un concierto. Estas más que invitado.

- ¿Y quien ha dicho que quiera ir? - pregunta él con una sonrisa pícara.

- Bueno puedo convencerte – dice ella acercándose.

Entonces empieza a besar a Harry de una manera que hace que él se vuelva loco, y al cabo de cinco minutos ella se separa.

- ¿Y bien?

- Me has convencido – dice Harry besándola. Entonces mira el reloj – Son las ocho. Hora de volver.

- No quiero volver – protesta Marina.

- Ya se que quieres estar conmigo porque me quieres muchísimo, pero le has dicho a Sara que volverías para la cena.

- Ya pero tu hoy no vas a cenar a casa y te quiero mucho – hace una pausa un momento – ¿Nunca vas a dejar de quererme no?

- Te querré: hoy, mañana y siempre – dice Harry recordando la despedida cuando ellas volvieron a España.